El
viernes, Lilí se cayó y se rompió la capita roja.
-No
llores -le dijo su padre. Mamá la coserá y ni siquiera notarás el
roto.
Lilí
fue valiente, no lloró y recibió el quinto botón. Lucía con
orgullo su capa y sus botones, pues ninguna mariquita de su edad
tenía tantos como ella.
El
sábado, salió al campo con su padre a saludar a las flores. Los dos
saludaban a todos los insectos con los que se cruzaban. Estos se
maravillaban al ver a Lilí y se lo decían a su padre. Él estaba
muy orgulloso y esto le valió a Lilí su sexto botón.
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anonimo cuento - 063
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