Doña
Flora era una encantadora ancianita que vivía desde hacía años con
la única compañía de sus dos pájaros favoritos. Un buen día de
verano, muy soleado, decidió ir a dar un paseo en su viejo coche.
Cuando
lo hubo sacado del garaje, levantó los ojos hacia la ventana y vio a
sus dos compañeros alados. Se sintió tan triste de verlos
encerrados en un día tan hermoso, que volvió a casa.
-Si
me prometéis quedaros en el coche, os llevo a dar un paseo -les
dijo.
Los
dos pajarillos piaron su promesa y los tres se pusieron en ruta. Pero
lo más asombroso es que los pajaritos se portaron tan bien que doña
Flora pudo sacarlos de paseo cada vez que salía. Lo cierto es que
los dos querían tanto a su amiga que ninguno de ellos intentó nunca
escapar.
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anonimo cuento - 063
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