Durante
todo el otoño, la ardilla había estado almacenando nueces para el
próximo invierno.
Los
demás animales ni siquiera se habían preocupado de hacer lo mismo,
pero, cuando llegó el invierno, se dieron cuenta de que les faltaba
comida.
Eligieron
a la paloma como portavoz para que, en nombre de todos, despertara a
la ardilla para pedirle provisiones.
-¡Vaya!
-exclamó la ardilla. He trabajado duro mientras vosotros jugabais y
ahora me toca dormir.
-Si
prometemos ayudarte el año que viene, ¿nos darás de comer?
-preguntó la paloma.
-Si
me lo prometéis solemnemente, quizá os dé algo -decidió la
ardilla.
De
esta manera, la ardilla les dio una parte de sus nueces. Al año
siguiente, todos los animales colaboraron en la recolección de
nueces y nadie pasó hambre.
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anonimo cuento - 063
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