Un
anciano guarnicionero vivía con su mujer en una región apartada.
Trabajaba mucho, pero era muy pobre. Un día, sin embargo, estalló
la guerra y le encargaron tantas sillas de montar que tuvo que
trabajar mañana y noche para satisfacer el pedido.
Quería
estampar una marca en las sillas para que nadie ignorara que era él
quien las había fabricado, pero su nombre era muy largo y difícil
de pronunciar.
Una
noche, tuvo un extraño sueño. Vio un erizo que montaba sobre un
hermoso gallo multicolor. Al despertar, recordó el sueño. El erizo,
armado con sus púas, simbolizaba los caballeros con sus armaduras y
el gallo, rey del corral, podía simbolizar los caballos sobre los
que cabalgaban. Desde entonces, todas las sillas que fabricaba
llevaban grabado un erizo montado sobre un gallo.
0.999.1
anonimo cuento - 063
No hay comentarios:
Publicar un comentario