Aquel
año había sido muy duro para la viejecita que vivía en un claro
del bosque. Había caído muchísima nieve y no le quedaba casi nada
para comer.
Un
día, mientras estaba en el bosque, vio tres hombres extrañamente
vestidos que se dirigían hacia ella. Asustada, quiso huir, pero los
hombres la alcanzaron y le pidieron que les dejara descansar en su
casa un momento. La anciana les preparó un poco de té caliente que
ellos bebieron con alivio.
-¿Adónde
vais? -preguntó ella.
A
Belén. Vamos a buscar a un niño recién nacido para llevarle
regalos.
La
viejecita quiso saber por qué lo hacían.
-Creemos
que es el salvador, el hijo de Dios; y nosotros, aunque somos reyes,
lo proclamamos nuestro rey.
Los
reyes magos abrieron sus cofres y le ofrecieron oro y exquisitos
perfumes. La viejecita apenas tuvo tiempo de agradecérselo, puesto
que los reyes se pusieron en camino inmediatamente.
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anonimo cuento - 063
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