La
abuela de Lolo era muy mayor y vivía sola. Pero, un día, la mamá
de Lolo le dijo que no podía seguir así, que era mejor que se fuera
a vivir con ellos.
-¡Aquí!
-exclamó Lolo. No quiero que venga aquí. Es muy mayor.
-No
digas tonterías, Lolo. Va a venir... y punto.
Al
cabo de unos días, Lolo cogió un catarro y tuvo que quedarse en
cama. El tiempo se le hacía eterno sin hacer nada y, en esto,
llamaron a su puerta.
-Adelante
-exclamó Lolo.
Su
abuela entró y se sentó en una silla.
-Sabes,
cuando yo era pequeña y estaba mala, mi madre solía contarme
cuentos. ¿Quieres que te cuente algunas de esas historias?
-Bueno
-contestó Lolo de mala gana.
La
abuelita le contó historias fabulosas y, al terminar, dijo:
-Conozco
muchas más. Puedo contarte una cada noche, si quieres.
Lolo
respondió que sí, que le gustaría mucho.
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anonimo cuento - 064
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