Un
apuesto soldado cabalgaba por la ciudad en busca de aventuras.
-Aquí
no hay aventuras -le dijeron.
-Seguro
que alguna vez ocurre alguna.
-Nunca
-insistieron.
En
aquel preciso instante, un hombre con un enorme sacó al hombro salió
corriendo del banco. Tras él corría el director del banco, gritando
a grandes voces:
-¡Al
ladrón! ¡Al ladrón!
-Dejádmelo
a mí -gritó el soldado, quien, a lomos de su caballo, se lanzó en
su persecución y no tardó en darle caza.
-Cuando
pienso que me decían que aquí nunca pasa nada -señaló el soldado.
-Nunca
suele ocurrir nada -confirmó el director del banco. ¿No será tu
llegada la que ha provocado el incidente?
-Prefiero
quedarme aquí por si acaso volvéis a necesitarme -dijo el soldado.
Pero nunca más volvió a ocurrir nada.
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anonimo cuento - 064
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