En
Arabia, hace muchos, muchísimos años, había un aprendiz de
panadero llamado Karim que era perezoso como él solo...
Un
día, el dueño tuvo que salir y le pidió a Karim que cociera el pan
necesario para todo el día.
Karim
se puso a trabajar con mucha calma y, en cuanto estuvieron las
hogazas en el horno, se sentó y se quedó dormido al momento.
Lo
despertó horas después un fuerte olor a pan quemado.
Como
no quería perder el tiempo cociendo otros, se contentó con raspar
las partes quemadas y vendió el pan así a los clientes, que ya
hacían cola. A su regreso, el dueño comprobó con satisfacción que
había vendido todo el pan. Sin embargo, cuando salió a la calle vio
que los clientes, furiosos, se dirigían hacia él para tirarle las
hogazas de pan a la cara, quejándose de que estaban duras, secas e
incomibles.
El
panadero corrió a refugiarse en su tienda y encontró a Karim
dormido. Lo despertó con rudeza y le hizo pagar todas las hogazas.
Después de Unos días más tarde, era el cumpleaños del esto, Karim
tuvo todo el tiempo que quiso para abuelo. Y, al abrir el regalo de
Pedro, comprobó, ser perezoso, pues el dueño lo echó de allí en
cuanto hubo pagado los panes.
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anonimo cuento - 064
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