Diz
que vivían en la serranía todos los animales y eran amistosos. Que
después se han hecho enemigos.
Diz
que había el tigre y el pagrón y el toro de aspas como áuja. Los
tres eran compañeros y diz que los tres querían conocerlo al hijo
del hombre, puesto que decían que es tan capaz.
Y
diz que el toro afilaba las astas y decía:
-Desiaría
conocelo al hijo del hombre para alzarlo así, en mis astas, y
botarlo lejo.
Y
diz que el pagrón decía:
Y
el tigre afilaba las uñas y decía:
-¡Oh!,
¡ese hijo del hombre, cuando lu encuentre me le guá ir a la casa!
Yo sé que tiene casa y tiene corrales. Le voy hacer oprobios. Lo voy
a matar y le voy a cazar l' hacienda.
Y
dice el pagrón:
-Yo
me guá ir primero a descubrilo.
Bajó
el pagrón y llegó al puesto por la noche. Y áhi lo peliaba al
caballo del hombre. Si oían los relinchos del caballo manso. Que lo
mordía y lo patiaba el pagrón. Y l'hizo cortar los lazos. Y decía:
-¡Pero
no me guá ir, no me guá ir sin encontrar al hijo del hombre!
Se
levanta el hombre y encuentra al caballo imposibilitado, y dice:
-¡Juna
gran puta!, éste es un pagrón que mi ha dejau así el caballo.
¡Carajo!, este pagrón nu es di aquí. ¡Aura yo te guá hacer,
jodíu, que me vengás a joder!
Li
ha largau los perros, li ha echau el lazo, lu ha enlazau y lu ha
ensillau. Había síu domador el hombre. Y después lu ha colgau, lu
ha capau, li ha cortau las clines, lu ha garrotiau, lu ha montau y lu
ha amansau. Y güeno, después de un tiempo, que lu ha hecho trabajar
duro y lu ha largau. Y si ha ido a las serranías. Ni sombra de
cuando bajó.
-¡Ah!
-que dice el tigre y el toro, ya si ha jodiu el pagrón. ¡Cómo ha
güelto! ¿Qué li habrá hecho el hijo del hombre? Y ya contó el
pagrón que el hijo del hombre era muy malo y que lu había vencido.
-¡Carajo!
-que dice el toro, yo me quiero ir a
buscarlo al hijo del hombre.
Si
ha bajau el toro. Y ha llegau al puesto. Li ha abierto la puerta del
corral, li ha lastimau l'hacienda y li ha quebrau las plantas.
Y
que sale el hombre y ve.
-Ese
toro nu es di aquí -dice. Mañana me las
va a pagar.
Lu
ha ensillau al caballo y si ha ido en el caballo y lu ha encontrau.
Li ha echau los perros, lu ha colgau en el herradero y li ha cortau
las astas. Asinita le ha dejau las astas. Lu ha capau y li ha cortau
la cola, lu ha dejau pichana. Lu ha uñíu, y lu ha hecho arar.
Y
cuando ha queríu li ha dicho el hombre:
-Bueno,
¡carajo!, áura andate.
Lastimau,
consumido, flaco, jue llegando ande 'taban el pagrón y el tigre.
-¿Qué
ti ha pasau?
Y
entonce ha dicho el toro:
-¡Hijo
'e puta!, nu había créido que el hijo 'el hombre juera tan
pudiente.
Y
le dice el tigre:
-¿Y
qué ti ha pasau? Pero si hasta el cuchillo ti ha quitau y ti ha
sacau las bolsas. ¡Qué puta!, ¡que serís flojo! Conmigo no va a
hacer eso. Y esti otro -que le dice al caballo, que será tamén
flojo, que lu ha hecho yuto, sin clines, flaco, ultimau, lonjiau.
Velo a esti otro. Conmigo, no tengan cuidau, no me va hacer eso.
-Vos
no sabís, el hijo del hombre tiene un hilo muy juerte. Me lu ha
puesto en el cogote y mi ha voltiau y casi mi ha horcau -dice el
caballo-. Y tiene unos ayudantes que muerden y matan.
-Y
a mí mi ha hecho lo mesmo -dice el toro.
-Conmigo
no va hacer eso.
Y
le dice el toro:
-Quén
sabe si vuelváis, que si no te hace carne, quén sabe qué te hace.
'Táis muy lindo pa carne. El hijo del hombre es muy hereje6.
A mí no mi ha muerto, pero me la ha jurau, mi ha dicho que vaya a
engordar pa matarme.
Entonce
que el tigre pega un bramido, afila las uñas y dice que a él no lu
asusta el hijo del hombre.
Se
va el tigre. Baja y llega al puesto. Si ha entrau al corral, li ha
cazau un animal y si ha puesto a comer.
-Que
venga no más el hijo del hombre con los ayudantes -ha dicho el
tigre.
Y
ha salíu el hombre cuando ha óido el alboroto de la hacienda, y que
ha dicho:
-Áhi
cerquita 'tá un tigre. Ya hi muerto muchos tigres. Éste no se me va
escapar.
Y
que llega el hombre y le dice:
-Dañino,
perjudisto, ¿pórque me venís a comer las vacas?
Y
el tigre le dice:
-¿Vos
sos el hijo del hombre?
-Yo
soy.
-Vengo
a que peliemos.
El
hombre tenía un recortau, un rémito, pa matar tigres.
-Güeno,
yo guá trair un cañito para dar razones. A las tres razones se
vamos a juntar.
-Andá
trai lo que queráis.
-Y
güeno -es que le dice el hombre, ya con el rémito en la mano,
parate dandomé el pecho, como caballero vamos a peliar. Ya tengo el
estuche y cuando te diga a la una, a las dos y a las tres, se vamos a
juntar.
-Güeno
-ha dicho el tigre, pronto para saltar encima del hombre y matarlo.
Va una, van dos y van tres.
Y
a las tres, ¡pum!, le pegó en l'hoya y, antarca cayó el tigre
muerto. Y justamente mandó el hombre a hacer carne del tigre muerto.
Y
mandó después el hombre a buscar el caballo y el toro de las
serranías. Y han venido, y el caballo le dice al toro:
-¡Che,
ve la carne del tigre, como le dijimos!
Y
se comprobó que el hijo del hombre es el más capaz.
Manuel
Iseas, 90 años. Obraje Las Chacras. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.
Narrador
de condiciones excepcionales. Tiene un gran repertorio de cuentos
tradicionales.
Cuento
560. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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