Todas
la ovejas querían al pastor. Conocía a cada una en particular y a
todas les había puesto nombre. Un día, no apareció y un viejo
huraño ocupó su lugar.
-El
pastor está muy enfermo -explicó el perro pastor a las ovejas. El
doctor cree que no vivirá mucho.
Aquella
noche, cuando el nuevo pastor hubo regresado a su casa, todas las
ovejas se dirigieron a la casa del pastor enfermo. Se reunieron bajo
la ventana y empezaron a balar suavemente.
El
pastor lo oyó y comprendió cuánto iban a echarle de menos si
moría. A partir de entonces, empezó a mejorar poco a poco y, a las
pocas semanas, volvió a salir con sus ovejas.
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anonimo cuento - 064
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