Hacía
mucho frío y una espesa capa de nieve cubría el suelo. Estaba todo
tan escurridizo que, cuando Víctor salió a hacer un muñeco de
nieve, resbaló y cayó de espaldas. Por suerte, no se hizo daño.
Pasó
toda la mañana fabricando su muñeco de nieve. Cuando lo terminó,
le colocó una escoba entre los brazos y un cubo en la cabeza a modo
de sombrero. Decidió ponerle también dos pares de gafas, con lo que
el muñeco adquirió un aspecto realmente extraño.
Llegó
la hora de comer y Víctor entró en casa, momento que aprovechó la
urraca para dar una vuelta de reconocimiento por el jardín. Pero era
miope y no vio el muñeco de nieve hasta que ya se había empotrado
en él. Tan violento fue el golpe que el muñeco perdió un par de
gafas. La urraca las recogió y se las probó. ¡Veía perfectamente!
Decidió quedarse con ellas y echó a volar.
Cuando
Víctor salió y no pudo encontrar las gafas quedó perplejo. Aún
hoy sigue preguntándose que sería de ellas.
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anonimo cuento - 064
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