Chan
era un niño chino, muy pobre, que había decidido hacerse rico. Todo
lo que tenía era una gallina famélica que le había dejado su
abuela. Un día, cuál no sería su sorpresa al ver que la vieja
gallina había puesto no uno ni dos sino tres hermosos huevos. Aunque
estaba muerto de hambre, prefirió llevar los tres huevos al mercado,
donde le dieron dinero suficiente para comprar otra gallina.
Al
día siguiente tenía ya seis huevos para vender y, con el dinero que
consiguió, compró otras dos gallinas. A la mañana siguiente, cada
gallina había puesto tres huevos y tenía muchos para vender. Esto
le permitió reunir el dinero suficiente para comprar un lechón. El
cerdito fue creciendo y, mientras, las gallinas seguían poniendo
huevos y Chan seguía comprando lechones y gallinas.
Los
cerdos crecieron y tuvieron cerditos. Y Chan se convirtió, de esta
manera, en el granjero más rico del país.
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anonimo cuento - 064
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