Un
domingo por la mañana, se preparaban los ratones para su paseo de
los domingos.
Ya
estaban dispuestos, vestidos con sus mejores galas, cuando de repente
se dieron cuenta de que no encontraban la llave de la puerta de
entrada.
-Tú
fuiste el último en cerrar -dijo el primer ratón. Intenta recordar
dónde pusiste la llave.
-En
el clavo donde la colgamos siempre -replicó el segundo ratón. ¿En
qué otro sitio la iba a poner?
-¡Mira!
-exclamó el tercero- ¡La dejaste olvidada en la cerradura!
El
ratón, avergonzado, comprobó que, sin darse cuenta, había dejado
puesta la llave.
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anonimo cuento - 064
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