Uno
de los criados del labrador se encontraba en la taberna, sentado ante
una jarra de cerveza.
El
labrador plantó sobre la mesa la cesta llena de hojas de lechuga y
le preguntó al criado si sabía a quién pertenecía.
-Creo
que pertenece a Nati -replicó el mozo.
-Entonces,
he encontrado a la ladrona. ¡Ha estado robándome lechugas de la
huerta! -rugió el labrador.
-Vamos,
tío Pedro, ¿qué entiende usted por robar? -preguntó el criado.
Nati labra su campo todo el año. No ha hecho más que tomar lo que
le pertenece.
-Puede
ser -dijo el labrador. Pero eso no quita que se trata de mi campo.
En
aquel momento, apareció Nati con una deliciosa fuente de ensalada
para el tío Pedro. Tan buena estaba que olvidó su mal humor y dijo
a Nati que, en adelante, cogiera cuando le apeteciera tantas lechugas
como quisiera.
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anonimo cuento - 064
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