El
pequeño Omar fue el único superviviente de su caravana, después de
que esta se perdiera por el desierto. Fue recogido por un cóndor que
lo llevó a su nido y lo instaló entre sus polluelos.
Allí
vivió Omar hasta que se convirtió en un robusto muchacho. Un día,
el cóndor decidió que había llegado el momento de enseñarle a
volar. Empujó al muchacho fuera del nido, como lo había hecho con
el resto de sus hijos, pero Omar apenas tuvo tiempo de agitar los
brazos antes de caer pesadamente sobre la arena.
-Dormirás
ahí esta noche. ¡Así aprenderás! -le dijo el cóndor. Pero quedó
asombrado al ver que Omar trepaba como una ardilla hasta el nido
familiar, se tapaba con la plumas y se quedaba dormido.
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anonimo cuento - 064
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