Había
una vez una rana en el lago que quería ser grande y fuerte como un
buey.
Fue
a preguntarle a la bruja si eso era posible y la bruja respondió:
-No
tienes más que inflarte como un globo y serás grande y fuerte.
La
rana se infló tanto y tan bien que estalló.
-Esta
vez te has equivocado -observó el marido de la bruja. Y salpicó a
la rana con su elixir de la vida. Esta volvió a la vida, estornudó,
y se sacudió el líquido. Entonces, el brujo le aconsejó:
-Debes
ir a pastar al prado como el buey y así te harás grande y fuerte.
La
rana así lo hizo. Arrancó unas briznas de hierba, pero no consiguió
rumiarlas y acabó atragantándose. Algo en su naturaleza le impedía
tragar hierba.
«Creo
que prefiero conservar mi tamaño» -pensó la rana. Y, dando un
brinco, saltó de nuevo al agua.
0.999.1
anonimo cuento - 064
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