Todas
las noches, antes de acostarse, la princesita escuchaba, embelesada,
el cuento que su abuelita le contaba. Aquel día era la historia de
un dragón que escupía fuego. Tanta sensación de realidad le dio la
abuela al relato que aquella noche la niña soñó con él.
En
su sueño, vio a dos dragones de lenguas tan largas que colgaban
fuera de sus fauces. Parecía como si quisieran lamerle el rostro.
-¿No
sabéis que es de mala educación sacar la lengua? Sois unos
maleducados -les reprochó la princesita.
Y
¿sabéis lo que ocurrió? Los dragones nunca más sacaron la lengua
y en adelante fueron dóciles como perros bien amaestrados.
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anonimo cuento - 064
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