Diz
que la lechuza tenía un pichón grandecito, pero no volaba lejo
tuavía.
En
eso, el rey de los pájaros
andaba por el lugar haciendo fechorías. La lechuza no sabía cómo
hacer pa que no le coma su hijo. Lo andaba escondiendo, pero un día
tuvo que irse a buscar comida más lejos y para 'tar tranquila, jue a
pedirle que no se lo coma al hijo. Entonce el
rey de los pájaros le preguntó:
-Y
¿cómo es tu hijo?
-Mi
hijo, señor, es el más lindo de todos los pájaros.
Al
día siguiente la lechuza se jue tranquila. A la hora el
rey de los pájaros tuvo hambre y
empezó con su grito raro que tiene, a llamar a los pájaros. Áhi
empezaron a llegar. Todos asustados los pájaros revolotiaban.
Entonce el rey de los pájaros
si acordó del pedido de la lechuza y no sabía cómo hacer para
quedar bien. Entonce pensó que se iba a comer el más fiero pa no
equivocarse. Y empezó a mirar y a mirar. En eso ve un pájaro muy
fiero, de pico arquiau, de patas ganchudas, di ojos grandotes, con
unas plumas que parecían prestadas, como son los pichones de la
lechuza. Entonce pensó que a ése lo iba a comer, y se lo comió.
A
la noche, cuando volvió la lechuza, ya tuvo la noticia y se puso a
llorar. Áhi no más se jue a decirle al rey
de los pájaros lo que li había
hecho. Entonce él le dijo:
-¡Pero,
si vos mi habíais dicho que tu hijo era el más lindo y yo m'hi
comío el más fiero!
María
de Burgos, 76 años. Sumalao. Valle Viejo. Catamarca, 1953.
Campesina.
Pertenece a la familia encargada de cuidar la capilla del famoso
Señor de Sumalao.
Cuento
662. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 048
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