Una
noche, un zorro vio el reflejo de la luna en el agua del pozo. Pensó
que se trataba de un queso y, como desfallecía de hambre, saltó al
cubo sin dudarlo. Cuando tocó el fondo del pozo, se dio cuenta de su
error; era un simple reflejo en el agua. ¿Cómo iba a salir de allí?
En
aquel momento pasó por allí un lobo.
-Amigo
lobo, ¿puedo invitarte a compartir este excelente queso? Si quieres
probarlo, no tienes más que agarrar con fuerza el extremo de la
cuerda y dejarte caer -recomendó el zorro. El lobo así lo hizo y,
conforme bajaba al fondo, su peso hacía subir el cubo con el zorro
dentro. Cuando se sintió seguro, fuera del pozo, el zorro gritó
hacia el fondo:
-¡Ahora
ya tienes el queso para ti solo! Y salió huyendo tan rápido como
pudo.
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anonimo cuento - 064
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