Todos
los años, cada súbdito confeccionaba un pastel para el rey. La
costumbre era prepararlo exclusivamente con lo que cada uno cultivaba
en su casa.
Un
año, una niña llamada Julia se sintió tremendamente desilusionada
al ver que en su huerto no había crecido nada. Fue a pedir consejo a
su abuela y esta le entregó una cesta. Dentro de ella encontró
huevos, harina, azúcar y mantequilla. Pesó idéntica cantidad de
cada uno de los ingredientes y lo mezcló todo. Echó la masa en un
molde, lo metió en el horno y, una vez cocido, lo probó y vio que
era delicioso. Hizo otro igual con las mismas proporciones 1/4 de
harina, 1/4 de azúcar, 1/4 de mantequilla y el resto de los huevos y
se lo regaló al rey.
El
rey preguntó a Julia cómo se llamaba aquel curioso pastel.
-Bueno...
cuatro cuartos, supongo... -contestó ella.
Todavía
hoy es conocido por ese mismo nombre.
0.999.1
anonimo cuento - 064
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