Patricia
había tenido que quedarse en cama varios días a causa de las
paperas. Hoy, se levantaba por primera vez en mucho tiempo. Estaba
sentada junto al fuego coloreando unos dibujos y empezaba a
aburrirse.
Dejó
los lápices en el suelo y fue a acurrucarse en su butaca favorita.
Sintió que los párpados empezaban a pesarle, al tiempo que echaba
un última vistazo a su lápiz verde. Se hacía cada vez más grande,
al igual que los demás.
De
repente, oyó una voz que contaba: «diez, nueve, ocho... Si quieres
dar una vuelta, Patricia, sube.» La niña atravesó la habitación
corriendo y se sentó sobre el lápiz verde que, mientras tanto, se
había convertido en un cohete. Dos. Uno. Cero... Salió por la
ventana con una formidable explosión y se elevó hacia el cielo.
Patricia pudo ver la luna casi al alcance de su mano. ¡Qué
emocionante!
0.999.1
anonimo cuento - 064
No hay comentarios:
Publicar un comentario