Una
vez, un niño africano quiso visitar a su abuela, que vivía muy
lejos en la sabana. Tenía prisa por llegar, así que le preguntó al
avestruz si podía llevarlo hasta allí.
-¿Por
qué no? -respondió el avestruz. Si consigues sostenerte sobre mí.
El
negrito hizo un gesto con la mano, como queriendo decir que eso era
lo más fácil del mundo, y se encaramó sobre el avestruz. Pero, en
cuanto la enorme ave echó a correr, el niño cayó al suelo, como
una pera madura cae del árbol.
-Es
la primera vez que monto -se excusó el niño y subió otra vez sobre
el avestruz. El ave le preguntó cuántas veces más quería caerse.
-Sólo
una vez más, en los brazos de mi abuela -replicó el negrito.
En
adelante, el avestruz tuvo cuidado de que el pequeño no volviera a
caerse.
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anonimo cuento - 064
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