A
Julia le gustaba la jardinería. De la mañana a la noche, cuidaba
sus macizos de rosas, mientras conversaba con el topo. Como este
lucía un elegante abrigo negro, Julia le puso por nombre Don Topo.
Al topo le gustaba hacer agujeros por todas partes.
Un
día, aparecieron dos montículos entre los macizos de flores. Julia
estaba muy preocupada. En cuanto vio al topo, le dijo:
-Mi
padre está furioso. ¡No caves entre los rosales!
El
topo no volvió a atreverse a atacar los rosales. A la mañana
siguiente, dos montículos aparecieron justo en mitad del césped.
0.999.1
anonimo cuento - 063
No hay comentarios:
Publicar un comentario