Un
día de lluvia, Bernardo y Sara estaban aburridos. No hacían más
que dar vueltas, esperando que se les ocurriera alguna idea. Su madre
les sugirió:
-¿Por
qué no vais a dar una vuelta al desván? ¡Podríais disfrazaros!
Se
acercaba la hora de la merienda, cuando empezaron a oírse extraños
ruidos en la escalera. Dos curiosos personajes irrumpieron en la
cocina.
-¡Soy
Bidi el payaso! -anunció el primero, saludando a la concurrencia
con el sombrero en una mano, mientras con la otra se sujetaba el
pantalón que arrastraba por el suelo. Llevaba la boca pintada de
rojo, al igual que la nariz.
-Yo
soy la señorita Mili -añadió el segundo personaje haciendo una
reverencia. Encaramada sobre unos zapatos de tacón alto más grandes
que sus pies, lucía con orgullo un bolso.
Durante
la merienda, ambos representaron admirablemente su papel.
-¡Dejad
algo para Bernardo y Sara! -les dijo la madre.
En
vano, pues Bidi y Mili habían devorado todo cuanto encontraron a su
alcance.
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anonimo cuento - 063
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