El pulpo Oscar era un futbolista
entusiasta. Le encantaba correr por el campo y, como tenía ocho putas,
constituía una auténtica amenaza para el equipo rival. Hoy se celebraba un
partido muy importante y él jugaba con el número once.
Oscar empezó a prepararse. Estiró
un tentáculo y se puso la primera bota, luego se puso la segunda. Cuando se
puso la tercera, el público ya había empezado a reunirse junto al mar para ver
el encuentro y cantaba una canción en su honor. Oscar e puso la cuarta bota
sintiéndose en plena forma. Al ponerse la quinta oyó al público hacer la ola y
animarlo a voz en grito. Pero cuanta más prisa quería darse, más tardaba. En
cuanto tuvo puesta la sexta bota, empezó a calentar. A continuación se puso la séptima:
ya estaba casi listo. Y, por fin, la última de todas: ¡la octava bota! Oscar e
estaba poniendo muy nervioso y tardaba siglos en atarse los cordones.
Por fin terminó y acudió a su
puesto. Pero el árbitro le dijo:
-Lo siento, Oscar, llegas tarde.
El partido ha terminado, el silbato
ha sonado ya.
Nadie ha marcado gol y el público
se ha ido a casa.
0.999.1 anonimo cuento - 061
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