Un
día, un pescador atrapó un hermoso pez dorado.
-¡Ay!
¡Pescador! -suplicó este último. Si quisieras soltarme, yo haría
realidad todos tus deseos.
El
pescador regresó a casa y le contó lo ocurrido a su mujer, que
estaba haciendo la colada.
-¡Mira
que eres tonto! -gruñó. ¡Vuelve al río y dile que necesito una
casa nueva!
El
deseo se cumplió. Entonces, la mujer pidió un castillo, después un
palacio. Por último, llena de orgullo, quiso apoderarse del castillo
que el pez tenía en el fondo del lago. Envió a su marido con este
mensaje. Entonces, las aguas se separaron, el pez de oro surgió del
río, golpeó con la cola la superficie del agua y desapareció sin
decir una palabra.
Al
volver, el pescador encontró de nuevo su vieja choza y a su mujer
haciendo la colada.
0.999.1
anonimo cuento - 063
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