Estaba
Alberto meciéndose en su hamaca, cuando vio pasar sobre su cabeza
una bandada de gansos salvajes. «Si pudiera volar como ellos»
-pensó para sus adentros.
De
pronto, un hermoso ganso blanco se posó a sus pies y le dijo:
-Sin
alas no puedes volar. Pero si te subes sobre mí, te llevaré hasta
el cielo.
Alberto,
sin dudarlo, se subió sobre el pájaro y empezó su ascensión
hacia las nubes.
El
pájaro subía cada vez más. Las casas parecían hormiguitas en el
suelo. Y Alberto sintió miedo.
-¡Bájame!
-gritó. ¡Llévame a casa!
El
ganso seguía volando sin escuchar su súplica.
-¡Quiero
bajar! -vociferó hasta quedar sin aliento.
El
ganso salvaje seguía dando vueltas por el cielo.
-Eres
mi prisionero. ¡Mira la tierra y cállate! -le dijo. Bajaremos
cuando hayas comprendido lo pequeño que es el mundo.
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anonimo cuento - 063
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