-¡Los
huevos que yo pongo son mucho más grandes que los tuyos! -presumía
una gallina.
-¡De
eso nada! -replicó la segunda. Y la tercera exclamó:
-¡Los
míos son más grandes que todos los vuestros juntos!
En
aquel momento pasaba por allí un gallo. Se interesó por la
discusión y sugirió:
-¡Podemos
comprobarlo! Vamos al gallinero.
Cada
una de vosotras deberá poner un huevo y la que ponga el más grande
habrá ganado.
Las
aves se fueron y, al poco, volvieron cada una con un huevo. Como eran
prácticamente iguales, el gallo pensó que habría que pesarlos. Una
pava que pasaba exclamó:
-¡Qué
huevos más raquíticos!
Y,
para vergüenza de las otras aves, puso un huevo enorme.
-¡Demasiado
gordo! -dijo la primera.
-¡Ridículo!
-añadió la segunda.
-Después
de todo, ¿qué importa el tamaño? -concluyó la tercera.
Las
otras dos estuvieron de acuerdo. Como buenas amigas, se fueron a
picotear.
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anonimo cuento - 063
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