Érase
una vez una vaca que nunca había llevado yugo y se pasaba todo el
día en el prado, libre como un pájaro. Un día, fue a ver al buey,
que trabajaba duramente de sol a sol.
-¿Estás
loco? -le dijo. ¿Por qué trabajas con tanto ahínco? Ven a jugar
conmigo. Ya verás come te diviertes más.
El
viejo buey continuó trabajando en silencio. Cuando llegó la noche,
el granjero le quitó el yugo y lo llevó de vuelta al pueblo. Vio,
entonces, a la vaca, que iba camino del matadero.
Se
acercó a ella y le dijo:
-¿Entiendes
ahora por qué has podido vivir sin hacer nada? Prefiero el peso del
yugo a terminar en el matadero.
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anonimo cuento - 063
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