Muy
cerca de la casa de Julia vivía un niño que se llamaba Pedro y que
andaba con dificultad. Muchas veces se quedaba sentado tras la
ventana o, si hacía bueno, en el jardín.
Un
día, en el jardín, le extrañó ver que la tierra se movía. Una
naricilla salió del suelo y apareció el topo.
Sintiéndose
un poco culpable por haber cavado en el césped, el topo se había
alejado del jardín de Julia. Al ver a Pedro, le dio pena y quiso
juguetear para entretenerle. Pero pronto se dio cuenta de que había
levantado toda la tierra del jardín. Cogió entonces un rastrillo
para borrar las huellas de sus juegos.
Cuando
el padre de niño volvió a casa por la noche, comprobó que el
jardín estaba mejor que nunca. Sabía que Pedro no era lo bastante
fuerte para trabajar en el jardín, no entendía lo que había
pasado. Aún hoy se sigue haciendo la misma pregunta...
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anonimo cuento - 063
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