Babé
guardaba corderitos
Y
tanto, tanto los quería
Que,
al escuchar sus nombres,
Todos
ellos respondían.
Los
corderillos, en cambio,
A
Babé nunca llamaban
Con
grandes y dulces ojos
Sólo
«¡beee! ¡beee!» le decían.
0.999.1
anonimo cuento - 063
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