El
invierno es pintor. Le gustan los tonos pastel, los cielos blancos y
los soles de un rosa pálido.
Las
otras tres estaciones se reparten el resto de los colores y pintan su
lienzo con tonos vivos, fuertes, armoniosos. Pero él, siempre tan
modesto, pinta con blanco sobre fondo blanco, copos de nieve sobre un
sol escarchado, o con color gris sobre fondo crema, árboles desnudos
sobre un cielo tímido.
Los
colores refulgentes del verano lo cegarían, no podría soportarlos.
Tranquiliza, da descanso a nuestros ojos, preparándolos para la gama
de colores de la primavera que se acerca.
Por
la noche, a la luz de la luna, hace temblar a los árboles, trabaja
los campos, las laderas, los valles y esculpe con paciencia el nuevo
paisaje.
Por
la mañana, al despertar, ya ha decorado todas las ventanas. Ha
esparcido flores de escarcha sobre el campo. Los niños, felices, se
abrigan para salir a explorar todas estas maravillas.
0.999.1
anonimo cuento - 063
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