Los
ratoncitos viajaron con el trigo en un carro hasta el molino. El
molinero metió los sacos en el molino y, después, se fue a dormir.
Unos minutos más tarde, estaba profundamente dormido y se enfureció
enormente cuando su gato vino a despertarlo.
-¿Qué
pasa? -refunfuñó.
El
gato maullaba mirando el granero. El molinero saltó de la cama y fue
a inspeccionar el granero, donde le sorprendió ver que el último
saco se movía.
-¡Caramba!
¡Un saco mágico! -maulló el gato.
-Vamos
a ver qué ocurre -gruñó el molinero a su gato. Quédate aquí, voy
a buscar mi escopeta.
Los
ratones, aterrorizados, luchaban por salir, moviendo el saco.
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anonimo cuento - 063
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