Hace
muchos años, en La Rioja, vivía un tonelero que pasaba el día
fabricando toneles. Tanto trabajaba que ya era casi viejo cuando se
dio cuenta de que no se había casado. Llamó a su aprendiz y le
dijo:
-Escucha,
hijo. No he tenido tiempo de buscar mujer. Ve tú a buscarme una.
El
aprendiz fue a la ciudad y preguntó a las mujeres casaderas. Todas
le contestaron lo mismo:
-Si
tu patrón quiere casarse conmigo, ¡que me lo pida él!
El
aprendiz volvió a casa de su maestro a transmitirle la respuesta.
-Tiene
que existir alguna que quiera casarse conmigo. ¡Vuelve a la ciudad,
hijo!
El
niño volvió, pero volvió a recibir las mismas respuestas.
-¡Bueno!
-dijo el tonelero. ¡Que se queden todas solteras! ¡Y yo tampoco me
casaré!
Cuando
algo merece la pena, es mejor hacerlo uno mismo.
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anonimo cuento - 063
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