Franz
estaba enamorado de Swanhilda. Los dos vivían en un pueblo, cerca de
la casa del doctor Coppelius.
Un
día, una joven se asomó a la ventana del doctor. «Debe de ser su
sobrina Coppelia» -pensaron todos los habitantes. Franz, que pasaba
en ese momento, se fijó en ella. Le pareció tan bella que se acercó
a las ventanas del doctor. Sin embargo, la hermosa joven no se movía.
El
doctor, al salir de su casa, vio a Franz debajo de su ventana. Se
dirigió a la posada y dijo unas palabras a la posadera. Esta habló
con el carnicero. Muy pronto, todo el pueblo se hallaba reunido en el
parque observando a Franz, que intentaba enamorar a la joven de la
ventana. A los vecinos les dio un ataque de risa.
-¿Por
qué os reís? -preguntó Franz.
-Porque
esa joven es una marioneta que ha fabricado el doctor -replicó
Swanhilda. Si estás tan loco que te has enamorado de una muñeca, yo
no quiero casarme contigo.
Franz
comprendió entonces lo tonto que había sido y Swanhilda le perdonó.
Al final, se casaron.
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anonimo cuento - 063
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