Aquel
circo se sentía orgulloso de su león. Realizaba todo tipo de
habilidades y había conseguido gran popularidad.
Un
día, encontró tabaco y una pipa. La llenó, como había visto hacer
a los hombres, y la encendió.
En
unos segundos, todo el aire se llenó de humo y, en esto, pasó un
domador con una escalera, seguido de otro que llevaba un cubo de
agua.
-¿Adónde
vais tan deprisa? -preguntó el león.
-Se
ha declarado un fuego aquí cerca -contestaron.
-¡No
hay tal fuego! -se admiró el león. Soy yo que estoy fumando.
-Los
leones no deben fumar -replicaron.
-Sin
embargo, los hombres fuman -objetó el león.
-¡Los
que son tontos, quizá! -argumentó el domador. ¡Pero tú no eres un
tonto!
El
león reflexionó. Tiró su pipa y nunca más se le vio fumando.
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anonimo cuento - 063
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