El
enanito verde estaba sentado con los brazos cruzados y, cuando quería
extender uno hacia delante, el otro se desplazaba automáticamente
hacia atrás.
Una
trucha que nadaba por allí vio al enanito en esta extraña postura y
le dijo:
-¿Qué
me das si consigo curarte?
-¿Qué quieres? -preguntó el enano.
-Huevos
de hormiga para dos semanas, mi comida preferida -respondió
rápidamente.
-¡De
acuerdo! -asintió el enanito.
La
trucha empezó a nadar en círculo alrededor del enano y le quitó su
abrigo. En ese momento, empezó a mover libremente los brazos.
¡El
astuto pez había adivinado en seguida que el enanito se había
puesto el abrigo sin quitar la percha!
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anonimo cuento - 063
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