Érase
una vez un caballero que era dueño de un magnífico caballo blanco.
Un día que cabalgaba por el bosque, una bruja vio el hermoso caballo
y decidió apoderarse de él.
Como
sabía que el caballero nunca consentiría en separarse de su
montura, se transformó en una encantadora joven y se tendió en
mitad del sendero.
El
caballero pasó y vio a la joven. Bajó de su caballo y la llevó a
un banco, donde intentó reanimarla.
Mientras
tanto, la joven lanzó un conjuro sobre el caballo que, al trote, se
marchó a un lugar sólo por ella conocido.
En
cuanto el caballo se perdió de vista, se convirtió de nuevo en
horrible bruja. Se echó a reír con una siniestra carcajada:
-¡El
hábito no hace al monje! -exclamó.
-He
aprendido la lección -suspiró el caballero, mientras volvía a su
casa.
0.999.1
anonimo cuento - 063
No hay comentarios:
Publicar un comentario