El
río, que se deslizaba a través del bosque, rebosaba de peces. Los
animales que vivían en sus orillas los pescaban fácilmente con sus
patas.
Había,
sin embargo, un osezno no muy diestro todavía en este deporte. Unas
veces metía torpemente la pata y todos los peces se le escapaban
entre los dedos, otras se caía al agua y los espantaba...
Un
día, paseaba por el bosque, cuando se encontró con seis pescadores.
Estos, al verle, se asustaron tanto que salieron huyendo, dejando sus
cañas de pescar abandonadas en la orilla.
El
osezno lanzó al agua la primera y atrapó un soberbio salmón. Lo
mismo hizo con la segunda, la tercera, la cuarta, la quinta y la
sexta caña. Cuando volvió a casa con tantos salmones, los animales
le nombraron Pescador del Bosque.
0.999.1
anonimo cuento - 063
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