En
un pueblecito escondido, vivía un carpintero muy hábil y
trabajador. Después de haber fabricado muebles para todos los
habitantes, como ya no necesitaban más, decidió establecerse en
otro lugar.
Llegó
a un espeso bosque y se puso a buscar un lugar donde pasar la noche.
De repente, frente a él, aparecieron un hada y doce duendecillos. El
hada les hizo una señal y sacaron de sus bolsas sierras y martillos.
En pocos minutos, el carpintero tenía a su disposición una cama,
una mesa y una silla tan bien hechas que no parecían de verdad.
La
preocupación que le oprimía desde que dejó su casa desapareció
como por arte de magia y empezó a examinar los muebles con gran
atención. Aquella misma noche, regresó a su pueblo y se puso en
seguida manos a la obra. Fabricó mesas, sillas y camas como las que
había visto hacer a los duendes. Tan perfecto era su trabajo, que
sus convecinos quedaron atónitos y en adelante no dejaron de
encargarle nuevos muebles.
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anonimo cuento - 063
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