El
príncipe Oscar sólo se sentía feliz junto a un viejo sauce que
había en las inmediaciones del palacio. En primavera, cuando el
árbol echaba sus brotes, el príncipe se sentaba bajo sus ramas y,
pensativo, suspiraba:
-¡Qué
feliz sería si pudiera encontrar una mujer tan hermosa como este
árbol!
Un
día de primavera, cogió una rama y talló una flauta. Comenzó a
tocar una triste endecha y, de pronto, el árbol crujió y en el
enorme tronco apareció una puerta. El príncipe no pudo evitar
abrirla y entró. Dentro vio a una hermosa joven que estaba hilando.
-¿Quién
eres? -le preguntó, maravillado.
-Soy
la princesa del Sauce. Una bruja me hechizó hace años, pero tu
melodía ha roto el conjuro y ahora soy libre de abandonar el árbol.
La
príncipe la tomó de la mano, la sacó de su prisión y la devolvió
al mundo real. Nunca más se separó de ella. Su bodas duraron toda
una vida.
0.999.1
anonimo cuento - 063
No hay comentarios:
Publicar un comentario