Había
un arce plantado en un parque, en medio del césped. Era muy generoso
e, incluso con peligro de su vida, albergaba varios nidos de
jilgueros. Por la mañana, se escuchaba en el jardín un concierto de
toc-toc-toc en todos los árboles de la zona.
Los
jilgueros, como todos sabéis, son muy amigos de los árboles. Los
cuidan bien porque se comen todos los gusanos, pulgones y parásitos
que se instalan en ellos para atacarlos.
El
arce albergaba también una familia de ardillas que estaba empezando
a llenar la despensa, guardando provisiones para el invierno.
Una
clara mañana de verano, vimos un hermoso ejemplo de solidaridad: una
ardilla arañaba la tierra en busca de nueces. Un jilguero la seguía,
recogiendo los gusanos e insectos que ella iba desenterrando.
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anonimo cuento - 063
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