Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 4 de enero de 2015

El sirviente del príncipe de bokhara

El príncipe de Bokhara tenía un sirviente que, por temor a ser castigado por una, ofensa que había cometido, se alejó y permaneció oculto en Kuhistán y en el desierto durante diez años. Al finalizar este periodo, siendo ya incapaz de soportar por más tiempo la ausencia de su señor y su hogar, decidió volver a Bokhara, arrojarse a los pies del príncipe y soportar cualquier castigo que éste quisiera aplicarle. Sus amigos hicieron todo lo que pudieron para disuadirlo, asegurándole que la cólera del príncipe estaba aún caliente y que si aparecía en Bokhara sería sentenciado a muerte, o al menos puesto en prisión para el resto de su vida.
El respondió:
-La fuerza del amor que me conduce a Bokhara es más fuerte que la fuerza de los consejos prudentes. Cuando el amor empuja hacia un lado, toda la sabiduría es impotente para vencerlo. Si a mi señor le place matarme, entregaré mi vida con gusto, ya que esta vida de separación de aquél hacia quien me dirijo ahora es lo mismo que la muerte, y la liberación de ella será mi eterna felicidad. Regresaré a Bokhara, me arrojaré a los pies de mi señor y le diré: «Haz conmigo lo que quieras, ya que no puedo soportar por más tiempo tu ausencia, y la vida o la muerte en tus manos es lo mismo para mí».
Emprendió su regreso a Bokhara, considerando la fatiga y las incomodidades del viaje como dulces y deliciosas, porque eran pasos hacia la vuelta a su hogar.
Cuando llegó a Bokhara, sus amigos y familiares le advirtieron que no se dejara ver, ya que el príncipe aún recordaba su ofensa y lo castigaría. Pero él les contestó igual que a sus anteriores consejeros, que su vida ya le era completamente indiferente y que había resuelto encomendarse a la voluntad de su señor. Luego se dirigió a la corte y se arrojó a los pies del príncipe, desmayándose.
Viendo el afecto que sentía por él su sirviente arrepentido, el príncipe concibió un amor similar, descendió de su trono y, con clemencia, lo hizo levantar del suelo perdonando su ofensa. Desde ese momento, ambos vivieron en armonía para siempre.


0.187.1 anonimo (asia) - 065

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