Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 4 de enero de 2015

Ayaz y mahmud

A yaz era el compañero y esclavo del gran conquistador Mahmud, monarca de Ghazna. Había llegado a la corte como un esclavo mendigo, y Mahmud le había hecho su consejero y amigo. Los demás cortesanos estaban celosos de Ayaz y observaban todos sus movimientos con la intención de denunciarlo por alguna falta, y así ver su caída. Un día, estos celosos cortesanos, fueron a Mahmud y le dijeron:
-Sombra de Alá sobre la tierra. Debes saber que, infatigables siempre a tu servicio, hemos tenido a tu esclavo Ayaz bajo minuciosa vigilancia, y que todos los días, tan pronto como se retira de la corte, Ayaz va a un cuarto donde a nadie se le permite entrar, pasa algún tiempo allí y después se dirige a sus propios aposentos. Tememos que este hábito suyo pueda estar relacionado con un secreto culpable: quizá trama algo para matar a su Majestad.
Durante largo tiempo Mahmud se negó a oír algo en contra de Ayaz, pero el misterio del cuarto cerrado le inquietaba, hasta que decidió que tenía que preguntarle a Ayaz. Un día cuando Ayaz salía de su cuarto misterioso, Mahmud, rodeado por cortesanos, apareció y ordenó que se le enseñara el cuarto.
-No -dijo Ayaz.
-Si no me permites entrar en el cuarto, toda mi confianza en ti como persona leal y de confianza desaparecerá, y en adelante nunca podremos seguir en los mismos términos. Escoge -respondió el furioso conquistador.
Ayaz lloró, y después abrió la puerta del cuarto dejando que entraran Mahmud y los cortesanos. El cuarto estaba vacío. Todo lo que había era un gancho en la pared y del gancho colgaban un manto raído con parches, un bastón y un tazón de mendigar. El rey y su corte no pudieron comprender el significado de este descubrimiento. Cuando Mahmud pidió una explicación, Ayaz dijo:

-Mahmud, por años he sido tu esclavo, amigo y consejero. He tratado de no olvidar mis orígenes, y por esta razón he venido todos los días a este cuarto a recordar lo que fui. Yo te pertenezco, y todo lo que me pertenece a mí son mis harapos, mi bastón, mi tazón de mendigar y mis travesías por la faz de la tierra.

0.187.1 anonimo (asia) - 065

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