Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

Mariquita cenicienta .1045

Era una niña que no tenía madre. La madrasta la hacía llamar Mariquita Cenicienta.
Mariquita Cenicienta vivía con el padre y la madrasta. La madrasta tenía una hija fea, que la criaba muy regalona y no la hacía hacer nada. A Mariquita Cenicienta la hacía trabajar todo el día. La mandaba a cuidar las vacas al campo y le daba lana para hilar. Mariquita Cenicienta tenía una vaquilla que quería mucho. La vaquilla le ayudaba a hilar. Todos los días Mariquita Cenicienta venía a buscar lana para hilar. Y un día le dijo la madrasta:
-¿Cómo hilás tan ligero vos?
Y un día la fue a catear a Mariquita al campo. Y llegó la señora y la vio que vino la vaquilla a buscarle la lana a Mariquita. Y vio que se la daba hilada, muy bien hilada a toda la lana.
Y se vino la señora a la casa. Y se hizo la enferma. Y le dijo al marido que mientras tanto no carniara la vaquilla de Mariquita, ella no sanaba.
Y el marido fue y la carnió a la vaquilla de Mariquita Cenicienta. Y Mariquita lloraba mucho. Y le pidió la grasa y las tripitas para ir a lavar al arroyo. Y las llevó en una bateíta para lavar todo. Y cuando 'taba lavando, se le fue la bateia con la grasa y las tripitas por el agua. Y Mariquita Cenicienta se fue llorando a buscarla porque si la perdía le iban a pegar en la casa. Y áhi, cuando iba, se encontró con un viejito. El viejito le preguntó qué le pasaba que lloraba, y ella le contó que iba buscando la bateia con la grasa y las tripitas de su vaquillita. Entonce él le dijo:
-Andá a aquella casa. Hay unos niños muy sucios y los tenís que limpiar. Cuando volvás, va estar tu bateíta aquí.
Mariquita hizo lo que le dijo el viejito. Los niños daban asco de la suciedá que tenían, pero ella los limpió muy bien y se volvió a buscar al viejito.
Llegó una señora a la casa de esos niños y les dijo:
-¿Quién los limpió tan limpios?
Le dijieron los niños:
-Una niña muy lista y muy bonita que vino.
-A esa niña le va aparecer una estrella de las más hermosas en la frente.
Esta señora era la Virgen y el viejito era Dios.
Y llegó Mariquita Cenicienta donde estaba Taitita Dios. Y él le entregó la bateíta. Y en ese momento Mariquita sintió un peso en la frente. Era una estrella de las más hermosas. Ella se ató la frente con un trapo porque tenía miedo de llegar a la casa así, porque la madrasta y la otra niña eran muy envidiosas. Cuando llegó a la casa le dijo la chiquilla envidiosa:
-¿Qué tráis áhi, tonta?
Y Mariquita se desató la frente y las dos se enojaron mucha de envidiosas que eran. Entonce le dijo la chica a la madre:
-Mamita, ¿por qué no se hace l'enferma pa que me carnien mi vaquillita?
Y fue la señora y se hizo la enferma y le dijo al esposo:
-Mientras no carnien la vaquilla de mi hija, yo no alivio.
Y le carnió la vaquilla. Y le dijo la chica envidiosa:
-Papito, ¿me da la grasa y las tripitas de mi vaquilla?
El hombre l'echó la grasa y las tripitas en la bateíta y las fue a lavar al arroyo. Y áhi dejó ir la bateia agua abajo. Y se vino llorando la chica envidiosa, buscando sus tripitas. Y lo encontró al viejito y le contó lo que le pasaba. Y él le dijo:
-Andá aquella casa. Hay unos chicos áhi. 'Tán muy sucios. Limpialos bien. Cuando volvás va 'tar tu bateíta.
La chica fue, vio los chicos sucios y le dio asco y no los limpió nada. Los ensució más de lo que 'taban. Fue la Virgen y les preguntó:
-¿Quién los ensució tanto?
Y ellos dijieron:
-Una niña muy fiera y muy mala los dejó así.
-A esa niña muy fiera y muy mala le ha de aparecer un moco de burro bien grande en la frente.
Se vino la niña donde 'taba Taitita Dios y le dice:
-Y no tenía nada la bateíta, Taitita Dios.
Y se vino llorando la chica envidiosa para la casa, y se sintió un peso aquí, en la frente. Y llegó ande la madre y le dijo:
-Mire, mamita, lo que tengo aquí.
-¡Ay, cochina!, dame un cuchillo pa sacarte eso de la frente.
-Qué, mamita, ¿no es una estrella?
-No, cochina, que es un moco de burro.
No le pudo cortar nada a la chica y le ató la frente.
Después de un tiempo se fueron todos a corré carrera y dejaron a Mariquita Cenicienta encerrada en un horno. Mariquita tenía una varillita de virtú que le había dado Taitita Dios. Y dijo Mariquita:
-«Varillita de virtú, que se me presente un traje de los mejores y un coche como no se haiga visto otro».
En seguida tuvo todo. Se arregló, subió al coche y se fue a las carreras.
Llegó a las carreras y todos estaban almirados de esta niña, y el coche tan lujoso. Nadie la conocía.
'Taba el Rey en las carreras y corrió tuna carrera con Mariquita. Y se vino ella cuando terminó la carrera y perdió un zapatito.
Al día siguiente mandó a un hombre a preguntar por todas las casa de quién era ese zapatito, que el Rey se iba a casar con esa niña.
-Es mío -le dijo la niña envidiosa.
-De la que sea me la llevo -dijo el hombre.
La chica envidiosa se cortó los dedos del pie y se puso a la fuerza el zapatito. Andaba con un perro el hombre, y cuando pasó por cerca del horno, dice el perro:
-Ésa no es. La dueña aquí está, aquí está.
El hombre vio que la chica tenía el pie lastimado. Abrió el horno y sacó esa niña tan linda. Le puso el zapatito y le andaba muy bien. La llevó y se casó con el Rey, Mariquita Cenicienta.

Inés del Valle González, 12 años. La Salada. Chos Malal. Neuquén, 1960.

Aprendió el cuento de la madre, Verónica González, de Lleuto-Caballo, Neuquén, que sabe muchos cuentos.

Cuento 1045. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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