Que
era un matrimonio, un rey y una reina que tenían un hijito y que
vivían muy felices. Ellos tenían una criada negra que le tenía
mucha rabia a la Reina.
Un
día 'taba la negra peinándolá a la Reina, y entonces le enterró
un alfiler en la cabeza. La Reina se volvió paloma y se jue volando.
Pero al día siguiente volvió, y siguió viniendo todos los días.
Cuando lo vía al hijito que lloraba y preguntaba por su mamita, ella
le decía:
Cuando
volvió el Rey, la negra si había vestíu igual que la Reina y si
había peinau igual. Cuando le preguntaba el Rey porque 'taba tan
negra y fea, ella le decía que porque había trabajao mucho al sol.
La
palomita venía todos los días al jardín, hasta que un día la vio
el Rey y les dijo a los piones que le pillen esa palomita, que a él
le gustaba mucho. Los piones no la podían pillar, y entonces el Rey
puso cola en la rama que si asentaba la palomita y la pilló.
Entonces la puso en una jaula di oro. A la noche, la negra se
levantó, y la echó en unos cántaros di arrope que li habían
traído al Rey, pa que si augue.
La
palomita empezó a aletiar y el Rey se levantó, la sacó y se puso a
lavarla con mucho cuidado. Cuando la 'taba secando, se dio cuenta que
tenía un alfiler en la cabecita, y con la punta di un cuchillo que
él tenía, se la sacó. Entonce se volvió la Reina que era y le
contó todo lo que había pasado con la negra. Entonces el Rey ordenó
que la quemaran viva a la negra. Los reyes volvieron a ser felices.
Víctor
Riveros, 80 años. Ullún. San Juan, 1952.
El
narrador ha olvidado los motivos iniciales del cuento.
Cuento
987. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
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