Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

Las tres naranjas .977

Diz que era un rey que tenía un hijo solo.
Diz que el Príncipe éste era muy valiente, y que le dice al padre que va hacer viaje a un reino que diz que 'taba muy lejo, y que se llamaba Las Tres Naranjas. Él quería ir de todas maneras a ese reino. Ya no dormía por pensar en Las Tres Naranjas.
Claro, el Rey que no quería que juera, y que le había dicho que hay muchos peligros en Las Tres Naranjas, que no viaje a tan lejas tierras y tan peligrosas.
Pero, diz qui ha porfiau el Príncipe y el Rey lu ha dejau ir.
Li ha preparau el avío, y diz que li ha ensillau la mejor mula. Diz que li había dau una mula porque era lugar de cerros ande tenía qui andar, y es mejor la mula que el caballo. Y li ha dau otra mula 'i tiro.
Cuando anduvo unos cuantos días de viaje, que andaba preguntando siempre por ese lugar de Las Tres Naranjas, que ha encontrau un caballito flaco a la orilla del camino, y que el caballito le ha hablau y li había dicho:
-Dejá tus mulas que 'stán cansadas. Ensillame a mí que yo te voy a llevar a Las Tres Naranjas.
El Príncipe no li hacía juicio, pero como las mulas ya no podían caminar le ha atendido. Áhi ha bajado la montura y que ha ensillado el caballito ése. Al momento el caballito era como si volara por el aire. Y diz que ha llegado a Las Tres Naranjas. Áhi había una planta de naranjo y tenía tres naranjas di oro. El caballito li ha dicho que las corte a las naranjas y las guarde, y salga ligerito porque si no corría peligro de muerte. El joven las cortó a las naranjas, las guardó en las alforjas y montó en el caballito. El caballito salió al galope en el aire.
Cuando llegó el Príncipe ande había dejado las mulas, las mulas 'taban áhi, lo 'taban esperando. Entonce dejó el caballito y siguió con las mulas.
Habían andau mucho y sintió sé y hambre. Si acordó de las naranjas. Sacó una y la partió. Cuando la ha partido, salió una niña como di un encanto, una niña preciosa, y que le dice:
-Príncipe valiente, si me da espejo para mirarme, tualla para secarme y peine para peinarme, no seré perdida.
El Príncipe, muy sosprendido, li ha dicho:
-Nada tengo, niña preciosa, ¿qué otra cosa puedo hacer? Entonce la niña ha dehaparecido.
Siguió el Príncipe el camino. Otra vez tuvo sé y hambre y sacó otra naranja. La ha partido y entonce salió de la naranja una niña más preciosa que la primera y diz que li ha dicho al joven:
-Príncipe valiente, si me da espejo para mirarme, tualla para secarme y peine para peinarme, no seré perdida.
El Príncipe, más sosprendido todavía, li ha dicho:
-Nada tengo, niña preciosa, ¿qué otra cosa puedo hacer?
Entonce otra vez la niña ha dehaparecido.
El Príncipe si ha quedado muy pensativo y cuando ha pasado por cerca di un pueblo ha ido y ha comprado un espejo, una tualla y un peine.
Ha vuelto a sentir sé y hambre y ha partido la tercera naranja. Entonce di adentro de la naranja salió una niña más bonita todavía y li ha dicho:
-Príncipe valiente, si me da espejo para mirarme, tualla para secarme y peine para peinarme, no seré perdida.
Entonce la niña tuvo eso y siguió con él. El Príncipe la alzó por delante y siguió. Cuando 'taban cerca del palacio, le dijo que la iba a dejar para ir a buscarle ropa. Y la dejó en un árbol. Este árbol estaba a la orilla de un arroyo de aguas cristalinas.
Después de un rato llegó una negra esclava del Rey a buscar agua al pie del árbol con unos cántaros.
Ha llegado la negra y ha mirado en el arroyo y ha visto una niña blanca y rubia en el agua. Y ha creído que era ella y lo que si ha visto tan linda, claro que era la niña que 'taba arriba del árbol, ha dicho:
-Yo, ¡tan bonita!, ¿acarriando agua?
Y áhi ha tirado lejo los cántaros y los ha roto y si ha vuelto al palacio. Y en el palacio si han réido de la negra y la han vuelto a mandar a buscar agua.
Ha llegado la negra a levantar agua del arroyo, al pie del árbol, y ha vuelto a ver esa carita tan bonita, y ha vuelto a decir:
-Yo, ¡tan bonita! ¿acarriando agua?
Y ha vuelto a tirar los cántaros y los ha roto. La negra 'taba crendo que era ella la que se vía en l'agua.
Y diz que la niña que 'taba mirando si ha puesto a reir a carcajadas. Y áhi si ha dau cuenta la negra de todo. Y ha hablau con la niña y ha sabido la historia de la niña y del Príncipe.
Diz que esta negra era bruja y ha queríu quedar en su lugar. Y li ha dicho a la niña pórque no se dejaba espulgar para entretenerse un rato. La niña ha dicho que sí. La negra ha subido al árbol, y diz que mientras la espulgaba li ha clavado un alfiler y la niña si ha hecho una palomita y si ha volado a las montañas.
Diz que la negra se quedó en el gajo esperando al Príncipe. Llegó el Príncipe y muy sosprendido le preguntó qué le pasó. Entonce ella le dijo que el sol la había quemado pero que ya se iba a componer. Entonce él la llevó al palacio. Entonce vivieron áhi.
Diz que la palomita ha comenzau a ir al palacio y áhi qui hacía su tantito que era tan triste, que el hortelano del palacio le jue a contar al Príncipe. El Príncipe la hizo pillar y la hizo poner en una jaula muy linda. El Príncipe no sabía porque le tenía tanto cariño a la palomita y la negra se ponía enojadísima de ver eso.
Diz que el Príncipe tuvo que salir de viaje y dejó encargado que le cuiden la palomita.
Diz que en cuanto salió el Príncipe la negra la puso a la palomita en una olla 'i vinagre pa que se muera.
Diz que volvió el Príncipe y lo primero que hizo es preguntar por la palomita. La negra le dijo que si había volado, pero el Príncipe la empezó a buscar y la encontró en l'olla'i vinagre, ya casi muerta. Áhi le encontró el alfiler y se lo sacó, y se transformó en la niña blanca y rubia que era.
Entonce el Príncipe mandó que ataran la negra en cuatro potros chúcaros y los largaran. Diz que lo ataron y los potros han despedazado a la negra.
El Príncipe si ha casado con la niña de Las Tres Naranjas. Esas niñas de Las Tres Naranjas eran hijas di un Rey que los encantó en las naranjas para que se casaran con príncipes que jueran capaces de sacarlos del encanto. Y áhi jue este solo Príncipe que era el más valiente.
Diz que el Rey li ha entregado el reino al hijo y han vivido muchos años muy felices.

Miguel Ángel López, 76 años. Tafí del Valle. Tafí. Tucumán, 1951.

Gran narrador. Ha vivido siempre en esta zona de la Provincia.

Cuento 977. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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