Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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martes, 20 de enero de 2015

La cabrita y sus tres hijitos .749

Ésta era una cabrita que tenía tres hijitos, y el más chico era renguito. La cabrita tenía que salir todos los días a buscarse la vida, y dejando a los cabritos encerrados, les ordenaba que no salieran del cuarto hasta que ella no volviera. Y cuando llegaba para que la conocieran, ella les decía:

Hijitos, yo soy tu mamita,
traigo leche en las tetitas,
agua en las cornetas,
y leña en las costillas
para encender la candelita.

Y así salían los hijitos.
Cuando un día sale la cabrita al campo, y viene un gigante a donde estaban los cabritos, que los quería comer, y para que salieran les dice, imitando la voz de la madre:

Hijitos, yo soy tu mamita,
traigo leche en las tetitas,
agua en las cornetas,
y leña en las costillas
para encender la candelita.

Entonces les dice el renguito a los otros cabritos:
-No abran la puerta, ésa no es mi mamita.
Y los otros le decían que sí, que era.
Entonces les dice el renguito:
-Yo me voy a esconder debajo de este almú241, y ustedes si quieren abran la puerta.
El renguito se escondió en el almú y los otros abrieron la puerta. Cuando apenas abrieron la puerta, el gigante se los comió. Entonces el gigante se encerró, esperando que viniera la cabrita. Luego viene la cabrita y dice:

Hijitos, yo soy tu mamita.
Traigo leche en las tetitas,
agua en las cornetas,
y leña en las costillas
para encender la candelita.

Entonces el gigante le contesta:
-Yo soy gigante de los gigantales, si salgo te he de comer.
Se devuelve la cabrita, llorando, al campo. Por ahí, en lo que iba llorando, encuentra un carnero.
El carnero le pregunta:
-¿Por qué llorás, cabrita?
-¡Cómo no voy a llorar, si el gigante se ha comido mis hijitos!
-No te aflijás -le dice el carnero, yo lo voy a matar.
Y se devolvieron. Cuando llegaron a la casa, la cabrita dice en la puerta:

Hijitos, yo soy tu mamita.
Traigo leche en las tetitas,
agua en las cornetas,
y leña en las costillas
para encender la candelita.

Y el gigante contesta:
-Yo soy gigante de los gigantales, si salgo te voy a comer.
Y el carnero le dice:
-Yo soy carnero de los carnerales, si entro te voy a matar.
Entonces abre la puerta el gigante, y empezaron a pelear. Pelearon y pelearon hasta que el gigante se lo comió al carnero.
Se va la cabrita, de nuevo llorando, al campo. Por ahí encuentra un chivato. Y el chivato, lo que la ve llorando, le dice:
-¿Por qué llorás, cabrita?
-¡Cómo no voy a llorar, si el gigante me ha comido mis hijitos!
-No te aflijás, yo lo voy a matar.
Y se devuelven otra vez, y ya cuando llegan, la cabrita dice:

Hijitos, yo soy tu mamita.
Traigo leche en las tetitas,
agua en las cornetas,
y leña en las costillas
para encender la candelita.

Y el gigante dice de adentro:
-Yo soy gigante de los gigantales; si salgo te he de comer.
Y el chivato le contesta:
-Yo soy chivato de los chivatales, si entro te voy a matar.
Abre la puerta el gigante y empiezan a pelear. Pelean y pelean, y al fin el gigante se come al chivato.
Se va la cabrita muy triste, llorando, al campo, de nuevo. Por ahí encuentra una hormiguita, y la hormiguita le pregunta:
-¿Por qué llorás, cabrita?
-¡Cómo no voy a llorar, si el gigante se ha comido mis hijitos, mi tío y mi tata!
-No llorís, yo lo voy a matar.
-¿Cómo lo vas a matar, vos, tan chiquita?
-Ya verís, yo lo voy a matar.
Se devolvieron.
Ya cuando llegaron, dice la cabrita:

Hijitos, yo soy tu mamita.
Traigo leche en las tetitas,
agua en las cornetas,
y leña en las costillas
para encender la candelita.

Y el gigante le contesta:
-Yo soy el gigante de los gigantales, si salgo te he de comer.
Entonces la hormiguita le dice:
-Yo soy hormiga de los hormigales, si entro te mataré.
La hormiguita se entra con mucho cuidado por la rendija de la puerta, se le sube despacito por la pierna del gigante, y se le prendió con un picotazo en el ocote. El gigante, que andaba descuidado, dio un gran salto, se dio un golpe y pegó con una piedra en la cabeza. Y ahí se murió. Entonces aprovecharon para buscar un cuchillo. Lo abrieron al gigante, y sacaron a los dos cabritos vivos, al carnero y al chivato, cuando en eso los habla el renguito que lo saquen de abajo del almú. Y cuando lo sacaron, les dice a sus hermanitos:
-¿Han visto? ¿No les decía yo que no era mi mamita, y ustedes no me llevaban el apunte?
Y entonces la madre les dice:
-Eso les pasa para que siempre sean obedientes y hagan lo que la madre les enseña.
La cabrita le agradeció mucho a la hormiguita, le dio un granito de trigo, y la hormiguita se fue muy contenta.

María Elena de Núñez, 27 años.

Chucuma. San Agustín. Valle Fértil. San Juan, 1945.

La narradora aprendió el cuento de la madre, Rosa V. de Costa, de 69 años, que sabe muchos otros.

El cuento tradicional de La cabra y los cabritos ha asimilado motivos del cuento de La viejita y la hormiguita.

Cuento 749 Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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