Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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domingo, 8 de febrero de 2015

El principe fiera .997

Éste que era un comerciante que tenía tres hijas y como en esos tiempos se traía de otras ciudades la mercadería a lomo de mula, un día hizo el viaje y antes de salir les dijo a las hijas que qué querían que les traiga. La mayor le encargó un rebozo negro de los que se usaban antes. Este... la segunda, un corte de tela, y la shulca dijo:
-Para mí traigamé una rosa.
Este, claro, que era una imprudencia trair una rosa, que llegue fresca.
-Veremos -le dijo el padre y se fue.
Llegó el padre a la ciudá, hizo la carga y regresó. Bueno, les compró los obsequios para las dos hijas y no se acordó de la rosa. Este... y en el camino había un trayecto desierto, más o menos como a la mitá del camino. Y cuando menos acordó vio una hermosa planta de rosa cubierta de flores, a cual más linda. Bueno, entonces se acordó del encargo de la shulca y se arrimó y desde la mula cortó una flor. Entonces sintió que como una uña le tiraba la ropa por la espalda. Éste sabía que era gente porque hablaba, pero qué bicho más fiero, no había visto nunca. Casi se cayó de la mula. Entonces la fiera le preguntó si quién le había dau esa rosa. Y le contó el encargue de la hija y que como no la traía vio esas rosas que las creía sin dueño y la cortó. Entonces la fiera le dijo:
-Te la llevarás, pero dentro de tres días después de llegar a tu casa, tenés que venir pa comerte o buscar alguna que morir por vos, y si así no lo hacís, te haré venir por intermedio di un arte y te devoraré.
Bueno, entonces de medio de las ropas sacó una foto y le dio para que la enseñe por quién iban a ser devoraus. Y se fue. Bueno, llegó a la casa, entregó a sus dos hijas los regalos y a la shulca la rosa, que si fue linda cuando estaba en la planta, llegó más fresca todavía.
Todos estaban muy contentos, pero el pobre padre andaba muy triste. Un día llamó a la hija mayor y le avisó lo que le pasaba y le enseñó la foto, y salió disparando. Y pedía, más antes que la maten de un tiro, antes que ser devorada por ese bicho. Bueno, para acortar el cuento, la segunda hizo lo mismo. Después llamó a la que en realidá debía sufrir las consecuencias y el padre le decía que por darle el gusto se veía peligrando la vida. Entonces la hija le contestó que ella iría. Bueno, con esto se enteró toda la familia y se sentía un solo llorisco y empezaron por hacer luto, porque creían que era un caso perdido.
Y como quedaba lejos, al siguiente día ya se prepararon y siguieron viaje el padre con la hija. Y como la fiera les prometió que ella los esperaría, empezaron a conversar en secreto cuando estuvieron cerca pa que la fiera no los sintiera. Cuando redepente miran y ven una hermosa casa y la planta de rosa al frente.
-Aquí es -le dijo el padre- porque está la planta de rosa. Cuando yo pasé no había casa.
Este... llegaron y salió a recibirlos la fiera llena de risa. La niña quedó casi muerta. Creía que ahí no más la comería, pero fue todo lo contrario. Se dirigió a ella y la bajó con toda decencia. El padre no se quiso bajar y tomó la mulita para regresar. Entonces la fiera le dijo que tenía que pasiar tres días, y tuvo que quedarse para que la fiera no se enoje y los coma. Pasaron a una pieza en la que había de todo. En fin, pasaron una tarde muy alegre, es decir, la fiera. Las visitas se daban unas ojiadas, y nada más, pero la fiera le dirigía más la palabra a la niña. Era una fiera muy ladina. Este... como ya se hacía noche, les dijo la fiera que la desculpen, que no podía dormir allí, pero a primera hora iba a volver.
-Ustedes quedan como en sus casas -les dijo y se fue.
Bueno, pasaron tres días y la niña quedó sola, llorando. La fiera la tomó del brazo y la llevó a la casa. Cuando se hizo la noche volvió a quedar sola. Y así pasaron varios días. La fiera quería casarse con la niña, y entonces ella le dijo que sólo de un modo, que la dejara ir a la casa de ella por tres días, a lo que accedió la fiera. Bueno, esa noche se quedó la fiera y a la oración le puso en un cofre ropas y alhajas de lo mejor y le dijo que se sentara sobre el cofre. Y le dijo que cierre los ojos y los vuelva abrir y que lo mismo haga para regresar, y que si no volvía a los tres días la encontraría muerta.
Cuando llegó a la casa todos se alegraron y le decían que no la dejarían volver y así pasaron los tres días. Se durmieron muy tarde y cuando estaba soñando que la fiera se había muerto, se despertó asustada. Áhi no más preparó el cofre, cerró los ojos y se encontró en su casa. Buscó a la fiera y no la encontró. Tanto la buscó hasta que por fin la encontró en el jardín sobre unas violetas. Parecía que estaba muerta, y la niña asustada comenzó a llorar, y mientras la acariciaba le cayó una gota de lágrima en la cara de la fiera y entonces abrió los ojos y se levantó. Y en lo que iban a la casa la fiera comenzó a transformarse en un joven muy hermoso. Había sido un príncipe que vivía en una ciudá encantada, que se valía de esa manera para que alguien lo salvara de ser animal. Y así se desencantó y se desencantó la ciudá. Y se casó con el príncipe y fueron muy felices. La niña como era tan valiente y porque le había tomado cariño lo desencantó.

Domingo Corzo, 58 años. Punta de los Llanos. Vélez Sarsfield. La Rioja, 1950.

Cuento 997. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini


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