Éste
que era un comerciante que tenía tres hijas y como en esos tiempos
se traía de otras ciudades la mercadería a lomo de mula, un día
hizo el viaje y antes de salir les dijo a las hijas que qué querían
que les traiga. La mayor le encargó un rebozo negro de los que se
usaban antes. Este... la segunda, un corte de tela, y la shulca dijo:
Llegó
el padre a la ciudá, hizo la carga y regresó. Bueno, les compró
los obsequios para las dos hijas y no se acordó de la rosa. Este...
y en el camino había un trayecto desierto, más o menos como a la
mitá del camino. Y cuando menos acordó vio una hermosa planta de
rosa cubierta de flores, a cual más linda. Bueno, entonces se acordó
del encargo de la shulca y se arrimó y desde la mula cortó una
flor. Entonces sintió que como una uña le tiraba la ropa por la
espalda. Éste sabía que era gente porque hablaba, pero qué bicho
más fiero, no había visto nunca. Casi se cayó de la mula. Entonces
la fiera le preguntó si quién le había dau esa rosa. Y le contó
el encargue de la hija y que como no la traía vio esas rosas que las
creía sin dueño y la cortó. Entonces la fiera le dijo:
-Te
la llevarás, pero dentro de tres días después de llegar a tu casa,
tenés que venir pa comerte o buscar alguna que morir por vos, y si
así no lo hacís, te haré venir por intermedio di un arte y te
devoraré.
Bueno,
entonces de medio de las ropas sacó una foto y le dio para que la
enseñe por quién iban a ser devoraus. Y se fue. Bueno, llegó a la
casa, entregó a sus dos hijas los regalos y a la shulca la rosa, que
si fue linda cuando estaba en la planta, llegó más fresca todavía.
Todos
estaban muy contentos, pero el pobre padre andaba muy triste. Un día
llamó a la hija mayor y le avisó lo que le pasaba y le enseñó la
foto, y salió disparando. Y pedía, más antes que la maten de un
tiro, antes que ser devorada por ese bicho. Bueno, para acortar el
cuento, la segunda hizo lo mismo. Después llamó a la que en realidá
debía sufrir las consecuencias y el padre le decía que por darle el
gusto se veía peligrando la vida. Entonces la hija le contestó que
ella iría. Bueno, con esto se enteró toda la familia y se sentía
un solo llorisco y empezaron por hacer luto, porque creían que era
un caso perdido.
Y
como quedaba lejos, al siguiente día ya se prepararon y siguieron
viaje el padre con la hija. Y como la fiera les prometió que ella
los esperaría, empezaron a conversar en secreto cuando estuvieron
cerca pa que la fiera no los sintiera. Cuando redepente miran y ven
una hermosa casa y la planta de rosa al frente.
Este...
llegaron y salió a recibirlos la fiera llena de risa. La niña quedó
casi muerta. Creía que ahí no más la comería, pero fue todo lo
contrario. Se dirigió a ella y la bajó con toda decencia. El padre
no se quiso bajar y tomó la mulita para regresar. Entonces la fiera
le dijo que tenía que pasiar tres días, y tuvo que quedarse para
que la fiera no se enoje y los coma. Pasaron a una pieza en la que
había de todo. En fin, pasaron una tarde muy alegre, es decir, la
fiera. Las visitas se daban unas ojiadas, y nada más, pero la fiera
le dirigía más la palabra a la niña. Era una fiera muy ladina.
Este... como ya se hacía noche, les dijo la fiera que la desculpen,
que no podía dormir allí, pero a primera hora iba a volver.
Bueno,
pasaron tres días y la niña quedó sola, llorando. La fiera la tomó
del brazo y la llevó a la casa. Cuando se hizo la noche volvió a
quedar sola. Y así pasaron varios días. La fiera quería casarse
con la niña, y entonces ella le dijo que sólo de un modo, que la
dejara ir a la casa de ella por tres días, a lo que accedió la
fiera. Bueno, esa noche se quedó la fiera y a la oración le puso en
un cofre ropas y alhajas de lo mejor y le dijo que se sentara sobre
el cofre. Y le dijo que cierre los ojos y los vuelva abrir y que lo
mismo haga para regresar, y que si no volvía a los tres días la
encontraría muerta.
Cuando
llegó a la casa todos se alegraron y le decían que no la dejarían
volver y así pasaron los tres días. Se durmieron muy tarde y cuando
estaba soñando que la fiera se había muerto, se despertó asustada.
Áhi no más preparó el cofre, cerró los ojos y se encontró en su
casa. Buscó a la fiera y no la encontró. Tanto la buscó hasta que
por fin la encontró en el jardín sobre unas violetas. Parecía que
estaba muerta, y la niña asustada comenzó a llorar, y mientras la
acariciaba le cayó una gota de lágrima en la cara de la fiera y
entonces abrió los ojos y se levantó. Y en lo que iban a la casa la
fiera comenzó a transformarse en un joven muy hermoso. Había sido
un príncipe que vivía en una ciudá encantada, que se valía de esa
manera para que alguien lo salvara de ser animal. Y así se
desencantó y se desencantó la ciudá. Y se casó con el príncipe y
fueron muy felices. La niña como era tan valiente y porque le había
tomado cariño lo desencantó.
Domingo
Corzo, 58 años. Punta de los Llanos. Vélez Sarsfield. La Rioja,
1950.
Cuento
997. Fuente: Berta Elena Vidal de Battini
0.015.1
anonimo (argentina) - 072
genial :3
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