Alguien dijo: "Los cuentos nos ayudan a enfrentarnos al mundo"

Era se una vez...

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jueves, 30 de octubre de 2014

La mujer robada .095

Vivía una mujer en un pueblo donde la mayor parte de la gente no trabajaba: los ratones solían comerse las plantaciones de las fincas y muchos habían decidido no trabajar más.
Sin embargo, ella acudía cada día a la finca; y aunque los roedores se le comían la mayor parte de las cosas que plantaba, siempre conseguía regresar con algunos tubérculos, suficientes para preparar un potaje que los annoboneses llaman poposup. Comía una parte y apartaba el resto por si al día siguiente no tenía tanta suerte.
Alguien del pueblo solía aprovecharse de la pobre mujer, que ya era vieja, y le robaba la comida. Entonces ella salía por todo el pueblo dando grandes voces y recriminando que hubiera alguna persona que se atreviera a robar la comida de una pobre vieja que vivía sola.
Un día volvió de la finca con una gran carga de excelentes malangas. El día había sido provechoso y afortunado, por lo que pudo preparar un potaje magnífico. Tan bueno parecía que decidió guardarlo para el día siguiente.
Por la mañanita, pues, salió hacia la finca. Y regresó muy tarde, porque sabía que ya tenía la comida a punto. Pero al llegar a casa vio que de nuevo la habían saqueado, y vociferó por todo el pueblo:

Kengi kum poposup mina mina o o,
o vivo vivo mina mina1.

Y solicitaba que, quienquiera que fuera el ladrón, le devolviera su comida. Hasta que, por fin, cansada de dar vueltas, regresó a casa y se quedó dormida2.

Fuente: Jacint Creus/Mª Antonia Brunat

0.111.1 anonimo (guinea ecuatorial) - 050

1 ¿Quién es el que se come mi potaje?
2 Este final -que no da solución al problema planteado- resulta insólito. Cabe pensar en la posibilidad de que se trate de un fragmento de un cuento más completo, o bien en que el final original ha desaparecido de la memoria popular: la literatura tradicional exige que el que obra mal debe ser descubierto y castigado, y su fechoría reparada.

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